Cambiar el rumbo, transformar la educación

El 3 de diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por consenso una resolución que proclama el 24 de enero “Día Internacional de la Educación”, a fin de celebrar el papel que desempeña la educación en favor de la paz y del desarrollo.
Al consagrar un día en particular a la educación en el mundo, la comunidad internacional está reafirmando el papel clave que desempeña la educación en la construcción de sociedades sostenibles y resilientes, y su contribución a la consecución del resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El Día Internacional de la Educación de este año será una plataforma para mostrar las transformaciones más importantes que hay que llevar a cabo para hacer realidad el derecho fundamental de todos a la educación y construir un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico. Generará un debate sobre cómo fortalecer la educación como bien público y común, cómo dirigir la transformación digital, apoyar a los docentes, salvaguardar el planeta y liberar el potencial de cada persona para contribuir al bienestar colectivo y a nuestro hogar compartido.

La educación es clave para el desarrollo sostenible

Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. El Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible tiene, concretamente, como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.

La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza. Durante la última década, se consiguieron grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación y las tasas de matriculación en las escuelas en todos los niveles, especialmente para las niñas. No obstante, alrededor de 260 millones de niños aún estaban fuera de la escuela en 2018; cerca de una quinta parte de la población mundial de ese grupo de edad. Además, más de la mitad de todos los niños y adolescentes de todo el mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas.